dimecres, 19 de juny del 2013

Emilio Lledó: «Singulars», avui fa un any

Escoltar un filòsof, un intel·lectual, un home lliure, sempre dóna bo. Asserena l'ànim, ajuda a veure-hi més clar i, segurament, és un temps molt ben aprofitat. Més encara si és Emilio Lledó quan extreu lliçons de l'antiga Grècia per al món d'avui. Deixo aquí l'enllaç i també el meu agraïment a la Mercè Collell.

dijous, 13 de juny del 2013

Notació de vocals al LLPSI


Mai no agrairem al mètode els grans avantatges i utilitat que suposa la notació de les síl·labes llargues, no només, posem per cas, per a identificar un ablatiu sinó per a diferenciar segons quins mots. Així per exemple tenim ōs-ōris respecte os-ossis. Al cap. XXIV, 33, la frase Facile os frangere potuistī deixa ben clar quina part del cos és la que va córrer perill. El mateix es pot dir del pronom-adjectiu hic respecte de l'adverbi hīc.

Però resulta curiosa l'opció de no marcar la forma del neutre hōc en els casos rectes (ni en el text ni en l'apèndix gramatical). Ørberg només escriu hōc en l'ablatiu sing. Fóra potser massa solemne llegir Nōlī hōc mīrārī a XXIV, 21?

dimecres, 12 de juny del 2013

Νόμος βασιλεύς

Mutatis mutandis molt em temo que avui bona part de tota contestació preventiva o desconfiada (principi de la ciència, amb permís d'Epicarm) ha de passar per aventures semblants a aquesta anècdota treta del Quixot cervantí (Ia part, cap. IV):
«...Y habiendo andado como dos millas, descubrió Don Quijote un gran tropel de gente que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos, que iban a comprar a Murcia. Eran seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie.

Apenas les divisó Don Quijote, cuando se imaginó ser cosa de nueva aventura, y por imitar en todo, cuanto a él le parecía posible, los pasos que había leído en sus libros, le pareció venir allí de molde uno que pensaba hacer; y así con gentil continente y denuedo se afirmó bien en los estribos, apretó la lanza, llegó la adarga al pecho, y puesto en la mitad del camino estuvo esperando que aquellos caballeros andantes llegasen (que ya él por tales los tenía y juzgaba); y cuando llegaron a trecho que se pudieron ver y oír, levantó Don Quijote la voz, y con ademán arrogante dijo:

-Todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso.

Paráronse los mercaderes al son de estas razones, y al ver la estraña figura del que las decía, y por la figura y por ellas luego echaron de ver la locura de su dueño, mas quisieron ver despacio en qué paraba aquella confesión que se les pedía; y uno de ellos, que era un poco burlón y muy mucho discreto, le dijo:

-Señor caballero, nosotros no conocemos quién es esa buena señora que decís; mostrádnosla, que si ella fuere de tanta hermosura como significáis, de buena gana y sin apremio alguno confesaremos la verdad que por parte vuestra nos es pedida.

-Si os la mostrara -replicó Don Quijote- ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia: que ahora vengáis uno a uno, como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que de mi parte tengo.

-Señor caballero -replicó el mercader- suplico a vuestra merced en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos, que, porque no carguemos nuestras conciencias, confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y Extremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo, que por el hilo se sacará el ovillo, y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado; y aun creo que estamos ya tan de su parte, que aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo, y que del otro le mana bermellón y piedra azufre, con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere.

-No le mana, canalla infame -respondió Don Quijote encendido en cólera-, no le mana, digo, eso que decís, sino ámbar y algalia entre algodones, y no es tuerta ni corcobada, sino más derecha que un huso de Guadarrama; pero vosotros pagaréis la grande blasfemia que habéis dicho contra tamaña beldad, como es la de mi señora.

Y en diciendo esto, arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho.»

dimarts, 11 de juny del 2013

Ètica intel·lectual en la filosofia de l'etern moviment?

«(...) También hay argumentos intelectuales en el Eclesiastés:
Los ríos van todos a la mar, y la mar no se llena. No hay nada nuevo bajo el sol. No hay memoria de lo que sucedió antes. Aborrecí todo cuanto yo había hecho bajo el sol, porque todo tendría que dejarlo al que vendrá detrás de mí. 
Si intentáramos expresar estos argumentos con el estilo de un filósofo moderno, nos saldría algo parecido a esto: el hombre está esforzándose perpetuamente, y la materia está en perpetuo movimiento, y sin embargo nada permanece, aunque lo nuevo que ocurre después no se diferencia en nada de lo que ya ocurrió antes. Un hombre muere, y sus herederos recogen los beneficios de su trabajo. Los ríos van a parar al mar, pero a sus aguas no se les permite permanecer allí. Una y otra vez, en un ciclo interminable y sin propósito alguno, los hombres y las cosas nacen y mueren sin mejorar nada, sin lograr nada permanente, día tras día, año tras año. Los ríos, si fueran sabios, se quedarían donde están. Salomón, si fuera sabio, no plantaría árboles frutales cuyos frutos solo serán disfrutados por su hijo.»

Bertrand Russell, La conquista de la felicidad (trad. cast. ed. Mondadori)

dilluns, 3 de juny del 2013

Guardant les distàncies

«Tothom ho ha vist al cinema o bé ho ha llegit a les novel·les: la impressionant escenografia d’un quiròfan, amb els actors vestits de blanc (o de verd) i amb careta, una mica —però guardant tot de distàncies— com en el teatre grec.» 
Pere Calders